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De Tercera División... al Mundial de Rusia 2018

Artículo de opinión de Guillermo Uruñuela, redactor www.radiomarcalanzarote.com

  • Guillermo Uruñuela
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  • Corría el año 2012 y, en Los Prados, la Agrupación Deportiva Parla  festejaba la consecución de una plaza para la disputa del play off a Segunda División B. Una fase de ascenso en la que no llegaría muy lejos ya que el Barakaldo le apearía en la primera eliminatoria. En aquel equipo, un tal Julián Calero llevaba las riendas de un grupo humano que supo sobreponerse a los impagos y a las circunstancias tortuosas habituales de los equipos modestos hasta llegar a su particular objetivo. 

    Es difícil encontrar unanimidad entre los futbolistas que conforman una plantilla acerca de la figura del entrenador. En este caso, todos admiraban y creían en Calero. Los imprescindibles, y aquellos que tenían un papel testimonial. ¿Y cómo se consigue eso? Pues no lo sé, pero algo tiene que ver con la persona, con la educación, con el cariño, con la forma de empatizar, con la profesionalidad de cada cual...

    Una de las anécdotas más llamativas del año se produjo en el choque de vuelta del play off ante el Barakaldo, en Lasesarre. Julián optó, tras caer 0-2 en la ida, por dejar fuera de la convocatoria a varios intocables durante todo el año -entre ellos Alfonso, pichichi de la categoría- y le otorgó protagonismo a aquellos que habían estado ahí todo el año pese a gozar de pocos minutos. Algo que dejó descolocado al equipo en el instante previo a la disputa del partido. Una decisión, que en el momento, quizá no entraba dentro de lo razonable pero que mirada con perspectiva, se puede catalogar de muy acertada. Porque entendía que en ese nivel el resultado no era lo más importante. 

    Calero se fue y pocos años después estaba junto a Milla en Los Emiratos Árabes Unidos; posteriormente acompañó a Lopetegui a Oporto para ser su mano derecha. Anduvo buscando, durante mucho tiempo, su hueco en el fútbol.

    Hace cosa de un mes dirigía al CDA Navalcarnero de Segunda División B y no tenía otro objetivo que la permanencia con el equipo madrileño. Pues no sólo lo logró sino que se quedó a un punto de la fase de ascenso a la Liga 123.

    Estas últimas horas han sido intensas en torno a la figura del seleccionador español y con la llegada de Fernando Hierro, Julián dará el salto al banquillo del combinado nacional siendo su segundo durante la cita mundialista. Calero ha pasado ,en poco más de un lustro, del barro de Tercera a los focos de Rusia.

    España está en buenas manos, de hecho, Calero podría perfectamente ser el míster que dirigiese al equipo. Si aún no está en la élite como primer entrenador es por otras circunstancias que poco tienen que ver con el fútbol. Sus obligaciones familiares y profesionales han maniatado en cierta manera su carrera. Julián es un fuera de serie que se merece este premio; que ha recogido sus frutos. Sé que aportará mucho al grupo humano y pese a no tener un gran bagaje en el fútbol profesional les aconsejaría que le escuchasen y que aprendiesen de él. Lo dice una persona que su último recuerdo futbolístico junto a Juli fue sentado, una lluviosa tarde mayo, en una grada de Barakaldo.

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