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Cuando el ¡uy! sube al electrónico

Crónica: "El Clásico";  Guillermo Uruñuela, director Radio Marca Lanzarote 

  • Radio Marca
  • Cedida
  • Estaba errante y poco ubicado en su cancha. El Real Madrid por momentos se vio sobrepasado por un FC Barcelona que intenta prolongar la sombra de algo que ya no es. Durante los primeros 45, el conjunto de la Ciudad Condal tuvo más el balón y puntualmente encontró huecos para llegar con claridad pero sin acierto a la meta de Thibaut Courtois. 

    En ese instante los de Zidane no tenían respuesta y el Barça dominaba el ritmo del partido. Messi falló y eso sólo ocurre una vez cada cincuenta partidos y el Madrid se mantuvo vivo. Sin embargo, la parroquia blanca se impacientaba. Viendo la alineación del eterno 10 francés, las opciones de anotar -tampoco tiene mucho más- se reducían a la nada. Cuesta asimilar que el Real dependa de los tantos de un Benzema que es delicioso en su juego pero muy poco anotador. Vinicius desequilibra y llega; genera sensación de peligro pero esa alocada manera de jugar no le permite concretar. Isco siempre aporta cosas pero el gol nunca ha sido su fuerte.

    Con estos ingredientes se llegó al descanso. Sin goles y con un Real Madrid obligado a intentar algo distinto para ganar tres puntos que le facilitasen el camino de cara al campeonato.

    Los primeros compases del segundo acto los escribió el mismo autor utilizando para ello su puño y letra. Y en ese instante, llegó el ¡uy! de talentoso futbolista del Arroyo de la Miel. 

    Fue un minuto en donde todo cambió. El electrónico del Santiago Bernabéu mantenía el resultado gafas pero Chamartín se encendió. A raíz de la estirada de Ter Stegen los merengues comenzaron a barrer psicológicamente al FC Barcelona que empezó a fallar más de la cuenta en salida de balón. Llegaron los nervios para los culés y ahora ya no están Xavi e Iniesta para darles el balón y sálvese quien pueda.

    Vinicius continuó ircondiando hasta que Piqué le echó un cable para anotar y todos sus compañeros le siguieron. Asfixiaron en campo propio al equipo de Setién que se refugiaba en el banquillo glamuroso del coliseo capitalino viendo cómo aquello se desmoronaba.

    Stegen se mantenía, como lleva haciendo mucho tiempo, erguido independientemente de las circunstancias. Él ataja todo y más, y también asiste con los pies.

    En el 91 saltó Mariano, y en el primer balón, anotó el segundo para un Zidane al que siempre le sonríe la fortuna incontrolable del balompié que está ahí aunque no pueda tocarse. O eso, o tiene algún don para predecir acontecimientos futuros; cada vez que toma una decisión controvertida, acierta, salvo con la suplencia de Kroos ante el City.

    Con la victoria, el Real Madrid mantiene abierta la puerta a un título este año y no tendrá que vivir las sensaciones del curso pasado, en el cual sus jugadores se fueron de vacaciones varios meses antes de la conclusión de la temporada. 

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