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La inseguridad de los futbolistas en la Ciudad Deportiva Lanzarote

Miguel Gómez sufrió un esguince en su tobillo este domingo por el mal estado del campo conejero 

  • Guillermo Uruñuela
  • Cedida
  • El pasado domingo, Miguel Gómez tuvo que abandonar el campo, absolutamente cojo, tras una acción en el minuto 30 del partido correspondiente a la tercera jornada del campeonato liguero. Jero Santana preparó el choque de la mejor manera posible pero pronto, en el primer acto, se vio obligado a introducir un cambio tras la lesión de Gómez.

    El futbolista fue atendido en la banda; lo intentó y regresó al verde en un claro gesto de orgullo pero no pudo. Una de las muchas irregularidades del tapete de la Ciudad Deportiva fue la que lesionó a Miguel Gómez.

    El zurdo tuvo un mal apoyo en esta parte del campo y se retiró del cuadrilátero con claras muestras de dolor. Ahora, el extremo de la UD Lanzarote estará tres semanas como mínimo en el dique seco.

    Esta desafortunada noticia para la escuadra rojilla ha vuelto a reabrir el debate sobre las condiciones de la Ciudad Deportiva. Más allá del desgaste del césped, -entendible por el paso del tiempo- el verdadero peligro se encuentra justo debajo; en la base.

    Lo más alarmante y absurdo del asunto es que la Ciudad Deportiva se ubica como el estadio de referencia de la isla conejera, donde compiten los dos equipos de más categoría (UD Lanzarote y Orientación Marítima Juvenil), y es precisamente el que se encuentra en peores condiciones.

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