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Y dijo; "quieto parao"

 
Artículo de José León Hernández Vázquez despidiendo a don José Antonio Ruiz Caballero
  • Radio Marca
  • Cedida
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    En Wikipedia se puede leer "El FC. Spartak de Moscú (en ruso: Футбольный клуб «Спартак» Москва, Futbolʹnyĭ Klub Spartak Moskva) es un club de fútbol de Moscú...nombrado así en honor del esclavo romano Espartaco..., fundado el 18 de abril de 1922... disputa sus partidos como local en el Otkrytie Arena... actualmente juega en la Liga Premier de Rusia...". Pero lo que no dice esa enciclopedia digital, ni posiblemente conocen los dirigentes del club, que un hombre sabio, nacido en Arucas el 18 de septiembre de 1944, hubiera sido su mejor entrenador y manager y director deportivo y médico y psicólogo y preparador físico... y que con él se podría haber marcado un punto de inflexión en la historia del club moscovita.

    No obstante, nosotros si sabemos que hemos disfrutado de su amistad, de su bonhomía, de su sonrisa para comprender y empatizar, de su camaradería para ser uno más en cualquier reunión o bochinche. Que el tiempo fuera dejando algunas huellas indelebles en una salud que paso de hierro a estaño, no merma ni el cariño, ni el justo reconocimiento que en estos días glosa la figura siempre añorada de don José Antonio Ruiz Caballero.
     
    Cuando en un domingo por la tarde, hace ya bastante, suena el inquietante timbre del teléfono fijo, que en esas horas y días parecía anunciar no muy buenas noticias, la voz del amigo te tranquiliza y además, si llama para decir que te sigue queriendo como colaborador y que valora tu trabajo y esfuerzo, la sonrisa cómplice ante el espejo y la esposa no hace sino delatar el agradecimiento profundo y sincero.

    No volveré a escuchar esa voz, pero son muchos conmigo los que han reconocido, reconocen y reconocerán la labor de un prócer al que, en especial la historia del fútbol canario reserva un espacio de honor, para que su recuerdo si retumbe con fuerza.
     
    Tampoco seremos capaces de saldar completamente el debe que tenemos con él, pero su impulso a las nuevas generaciones de deportistas es un aval tan valioso que torna en insignificante cualquier otra consideración.
     
    Fui a verlo al tanatorio para decir adiós a un ser humano excepcional y para mínimamente poder consolar a sus seres más próximos y queridos. Lo aproveché para pensar que estas líneas debían tener algún significado con que llenar un huequecito en el recuerdo que muchos compartimos.

    José León Hernández Vázquez
    En Tías (Lanzarote), a 17 de febrero de 2020
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