¡Ahora Quini, ahora!

Opinión de Guillermo Uruñuela, redactor Radio Marca Lanzarote
Este espacio digital aborda, principalmente, temas de actualidad que se puedan enmarcar en la información de carácter local. Sin embargo, a veces hay hechos que rompen esquemas y sobrepasan fronteras para convertirse en epígrafes de la historia del deporte nacional.
El adiós de Enrique Castro Quini ha sido uno de los momentos más emotivos que recuerdo en los último años. Un adiós con honores en un Molinón entregado, agradecido y respetuoso con el recuerdo. Se pueden sacar muchísimas lecturas sobre esta despedida y bastan 5 minutos, navegando por internet, para asimilar el nivel futbolístico de este cazador de goles.
Para mí personalmente el fallecimiento de Quini tiene una connotación sentimental. He rescatado entrevistas y vídeos en los que habla de lugares, de campos, del fútbol que mamé desde pequeño en "mi Asturias". Es más, jugó -cosa que desconocía- en el Ensidesa CF; equipo del que he escuchado mucho hablar por parte de mi progenitor, donde se hinchó, al igual que "El Brujo", a meter goles y en donde sufrió una lesión de rodilla que le retiró de los campos.
Quini pasó por Llaranes, por La Toba, por Mareo, defendió los colores del Sporting de Gijón y se fue... Se fue a un equipo más grande con la sensación de que sus piernas defendían unos colores y su corazón otros. Por eso, cada uno a su nivel, en épocas diferentes y sin poder ser comparable, encuentro puntos en común que me han ayudado a recordar mi tierra y mis inicios pegados a una pelota.
Tengo que reconocer que en un momento de mi infancia, llegué a sentir animadversión hacia Quini porque siempre recordaré cuando no era más que un crío y, ante mi claro desacierto de cara a gol, cómo mi padre habitualmente me repetía "si hubiese pillado esa Quini..." Una frase que me molestaba, sobre todo, por no saber ni quién era ese tal Quini.
Los goles del Brujo han quedado eclipsados por la persona. Una persona que fue capaz de "justificar" a sus secuestradores diciendo que bueno, que "eran unos guajes jóvenes que debieron verse apuraos". Ryszard Kapuściński decía algo así como que para ser buen periodista, hay que ser buena persona. Estoy muy de acuerdo, y en el fútbol ocurre igual. Por eso Quini ha sido uno de los mejores goleadores de la historia.