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El fútbol le debe una despedida a Ángel Gil

El veterano jugador, insignia de la UD Lanzarote, se ha ido sin hacer ruido tras defender en los últimos cursos la elástica del US Yaiza

  • Guillermo Uruñuela
  • Archivo
  • Lo primero que hice al llegar a Lanzarote como periodista fue ponerme al día sobre una actualidad deportiva desconocida para mí. No sabía los nombres de los equipos, los jugadores me bailaban y había mucho trabajo que realizar para poder, posteriormente, verter opinión con algo de criterio. Posiblemente esta asignatura aún la tenga que pulir pero recuerdo que esa fue una de las primeras cosas que hice. Me informé rápidamente sobre quiénes eran los jugadores importantes de cada equipo y Ángel Gil era uno de ellos.

    A algún futbolista joven le escuché decir, en el momento de la salida del lateral de la UD Lanzarote, que no recordaba un equipo rojillo sin Gil. Y es que fueron 14 temporadas ininterrumpidas defendiendo la elástica rojilla en el primer equipo. Previamente Ángel estuvo formándose durante años también en la cantera capitalina; es decir, toda una vida deportiva defendiendo con honorabilidad y lealtad una camiseta.

    Fue Adolfo Pérez el que le dio la alternativa, un 5 de abril, en el Estadio de Gran Canaria ante la UD Las Palmas y fue precisamente el actual entrenador del Sporting Tías el que dirigía al equipo en la campaña en la que Ángel salió del club. Entremedias, muchos entrenadores, compañeros y directivos han pasado por la institución pero "el pesla" siempre se mantenía.

    Tuvo que buscar acomodo en Yaiza para poder seguir compitiendo a buen nivel y él siempre se mostró agradecido con el club sureño por permitírselo. Pero uno que entiende los códigos del fútbol sabe de buena tinta que ya nunca fue lo mismo.

    También sé que la salida fue especialmente dolorosa tanto para él como para su familia porque se cometió una injusticia. Una prueba de la categoría humana del zaguero es que, en pleno revuelo, atendió correctamente siempre a este medio de comunicación pero declinó entrar en antena para no perjudicar al club al que tanto amaba. Otra muestra de su valía es el cariño que le profesan todos sus compañeros, ex compañeros y rivales.

    No siempre en el fútbol se acierta en la toma de decisiones y esta fue una, sin lugar a dudas, errónea; pero supongo que formará parte también de nuestra condición humana y nuestro derecho a equivocarnos.

    Dicho esto, y pasado ya un tiempo, creo que es de justicia que el club y su afición tengan un gesto con uno de los jugadores más importantes de los 49 años de historia del club.  Se suele comentar que la institución se sitúa siempre por encima de los nombres propios. Yo ahí discrepo. La historia se escribe con nombres y apellidos, y desde el momento en el que aquel chaval debutó en Gran Canaria ayudó a crear la UD Lanzarote que conocemos hoy en día.

     

     

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