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¿Cómo abordar la ansiedad en el deporte?

Autor del artículo, Moisés Suárez, director de Centro Edén 

  • Radio Marca Lanzarote
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    Seguro que en algún momento de tu vida has oído hablar sobre la ansiedad... Pero

    ¿Qué es la ansiedad?

    La ansiedad es un estado mental que llena a la persona de muchísima inseguridad, excitación e inquietud. Es un mecanismo de defensa, un sistema que te alerta de situaciones que se consideran amenazantes.

    La función que tiene la ansiedad es movilizar al organismo, ponerlo en alerta para que se disponga a intervenir frente a las amenazas y riesgos que se puedan presentar, para así intentar reducir o evitar que se produzcan.

    La ansiedad, empuja a las personas a tomar las medidas convenientes (huir, atacar, neutralizar, afrontar, adaptarse, etc.), dependiendo de la situación y de la naturaleza de la interpretación del peligro o riesgo percibido. Es un mecanismo de adaptación del ser humano, por lo que no siempre es negativa su presencia, aunque la sensación cuando se presenta sí que lo es. Y sí, la ansiedad en el deporte existe y está muy presente.

    Los entrenadores o cuerpo técnico tendrían que saber cómo combatir la ansiedad en el deporte y, sobre todo, como ayudar al deportista.

    ¿Y por qué no disfruta un deportista? ¿Qué puede estar sucediendo para que no disfrute practicando deporte o compitiendo? Normalmente, que está demasiado centrado en el resultado de sus acciones, pensando en lo que podría pasar en el caso de que algo que haga pueda salir mal, en vez de dirigir sus pensamientos a la acción, esto no es algo extraño en la alta competición.

    Entrenando se encuentra tranquilo porque no existe la misma presión que durante una competición: no hay público, nadie más te está evaluando excepto el entrenador y los compañeros de equipo. En los entrenamientos, las personas que lo practican pueden permitirse el lujo de arriesgarse en ciertas ocasiones y fallar, ya que para eso se está entrenando, aunque se corra algún tipo de riesgo ante la decisión tomada sabe que no va a existir posteriormente una consecuencia.

    Básicamente, cuando una persona entrena no piensa en que si falla pasará algo malo, simplemente lo hace, sin ninguna presión. Por el contrario, cuando compite, siente la presión de tener que hacerlo bien sí o sí, siendo más complicado que se concentre en lo que es importante de verdad.

    En este caso, debería trabajarse en modificar la mentalidad, en la dirección de competir pensando igual que entrenando o entrenar pensando lo mismo que compitiendo. La mejor opción es la primera, pero la segunda podría ser igual de válida si te funciona. Si esto no se practica, no servirá de nada el entrenamiento: será como si se entrenara a baloncesto y se compitiese en el fútbol, deportes totalmente distintos.

    Es de gran importancia ser capaces de centrarse en el momento presente y no anticipar situaciones o eventos futuros, a esto se le llama ansiedad anticipatoria.

    ¿De qué se trata?

    Básicamente una vez que la persona ha experimentado una situación en la que ha sufrido, cuando interpreta que podría sufrir de nuevo, se protege. Piensa que estar atentos al peligro se conseguirá mejorar y cometer menos errores, consiguiendo todo lo contrario: como se ha hecho del error nuestro centro de atención, este va a impedir que se pueda competir de forma fluida y disfrutando.

    Estar confiados, tranquilos y seguros son algunos de los factores principales para conseguir el éxito. Cuando esto pasa, lo ideal es que la persona consiga concentrarse en aquello que ha estado repitiendo durante los entrenamientos y que le han llevado a dónde está en ese momento, desviando el pensamiento hacia la ejecución y al momento presente, se trata de simplemente fluir. Esto requiere de un entrenamiento diario y supervisión por parte de un profesional, ya que no es sencillo.

    ¿Qué puede hacer el entrenador desde el punto de vista psicológico?

    - El día que haga un entrenamiento muy bueno, aprovechar para ver los factores principales y focalizar la atención en cómo sentirse cómodo en el transcurso del juego.

    - Cuando se observe un bajo rendimiento, intentar hablar con la persona, siempre a solas, para conocer las causas del bajo rendimiento que está teniendo en las competiciones. Mostrar preocupación por el estado de ánimo y del rendimiento de la persona hace que el deportista se sienta importante y escuchado.

    - Intentar conocer los motivos que le ponen nervioso en la competición, pero también saber si tienen algo que ver con el comportamiento de los compañeros, el propio entrenador, familiares, etc. Eso va a permitir adecuar el contexto del deportista siempre que sea posible en los días de competición.

    Generalmente, las razones expuestas por el deportista podrían ser estas:

    - Tener miedo a hacer las cosas mal y no dar respuesta a lo que los demás esperan de él (expectativas).

    - Tener la cabeza llena de pensamientos negativos relacionado con las consecuencias generadas por sus decisiones y/o acciones, se pone nervioso y le cuesta mantener una respiración estable (nivel de activación demasiado elevado).

    Moisés Suárez, director de Centro Edén

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