Opinión: “A llorar a la llorería”
La llorería, vocablo recientemente acuñado, parece que ha llegado para quedarse
Se acerca el final de la temporada y se empieza a llenar la llorería, ese espacio reservado para los que no dejan de quejarse tras uno o varios malos resultados, que les alejan de los objetivos previstos.
También se define con un lugar específico para el pataleo, errores arbitrales, problemas de lesiones en el equipo, o cualquier otra excusa que te permita eludir tu parcela de responsabilidad, una deficiente planificación o una mala toma de decisiones.
La realidad es que el vocablo recientemente acuñado se utiliza de forma irónica o mordaz para desestimar las quejas de alguien… viene siendo como una versión moderna de las típicas lágrimas de cocodrilo, vamos lo que, de toda la vida, se ha expresado como “aquí se viene llorado de casa”.
El deporte está lleno de frases hechas, algunas por las que no pasan los años y que se mantienen imperturbables a pesar del uso que le dan los diferentes protagonistas.
La llorería se ha unido a ellas y parece que ha llegado para quedarse.
Aunque lo mejor es que dejen de llorar, pónganse a trabajar, porque normalmente después de la llorería, lo que viene es la rueda de prensa despedida.