Sigamos firmes como Rafa en la arcilla de la Philippe Chatrier

Artículo de opinión de Guillermo Uruñuela, director Radio Marca Lanzarote 104.5 FM

Tres puntos de partido en contra; la cosa está jodida. Tiembla la muñeca porque sabemos que un mal golpe nos deja sin la Copa de los Mosqueteros. Nos colocamos el pantalón y observamos fijamente a nuestro adversario para demostrarle con nuestra mirada que no tenemos miedo. Que aún estamos metidos. Cuando juega Rafa, jugamos todos en la  Philippe Chatrier.

Conseguimos lo más complejo, salvar la primera bola y nuestra confianza crece. Llega el segundo escollo que también se solventa y nos ponemos 40 iguales en el electrónico. Las piernas pierden su agarrotamiento y soltamos el drive buscando la profundidad de la pista. En ese momento todos pensamos lo mismo desde nuestras butacas. Este Roland Garros ya no se le escapa a Nadal.

Y la película tiene un final que hemos visto repetido ya doce veces. Y nos emocionamos, y sacamos las banderas, y nos abrazamos.  Y también siempre pensamos: "qué cojones tiene el tío". Queremos ser Rafa al día siguiente en la oficina, en la redacción, en el supermercado, en el colegio o en la peluquería.

Ahora, sin saber cómo, nos ha llegado a la sociedad -no sólo española- ese tercer "match point" y de momento hemos sorteado el primero. Aún queda, pero los españoles, pese a nuestras limitaciones que no son pocas, tenemos un orgullo especial en estos casos. Sacaremos el partido adelante porque eso ya lo percibe el que está al otro lado de la red, el COVID-19, que se hace pequeño por momentos. Sólo tenemos que mantenernos erguidos ante estas dos bolas de partido que tenemos próximas. Si no se nos encoje el brazo, levantaremos nuevamente nuestro particular Grand Slam.